domingo, 26 de junio de 2011

Vendrá la hora
en que las viejas heridas,
tanto tiempo olvidadas,
amenacen con abrirse

Vendrá el día
en que ningún balance
de la vida, del dolor,
contará

Transcurren las horas,
Pasan los días.
Un logro queda:
simplemente estar viva

("Consuelo", Hannah Arendt)

miércoles, 22 de junio de 2011

Se me hace tan difícil todo. No escribirte, llamarte o aparecerme. Voy a la cama, cierro los ojos y en una inhalación me acurruco contra un vos invisible, agarrando tus manos para que estés calentito. Cuando exhalo siento que ya no estás más y solo me quedo con todo lo que pasó.
Entonces suspiro con desasosiego y quiero volver atrás, a cuando te sentí conmigo, a cuando estuviste conmigo.

(sacado del borrador de mi celular, cuando hoy a la mañana lo encontré abajo de mi almohada)

domingo, 3 de abril de 2011

Teorema de la telaraña, o cómo la economía sirve para explicar cualquier relación humana.

Same old song and dace, why do I give you another chance?
Drama every night, I don't wanna fight
Same old story again
But if you wanna be my friend, it's really gotta end, same old story

El teorema de la telaraña se usa para explicar cómo luego de un cambio exabrupto en la producción, el mercado vuelve a restablecer el punto de equilibrio. Según sea un aumento de o una disminución, los precios van a bajar o subir del equilibrio, hasta que la situación se restablezca.
Algo que me dijeron una vez y cada vez confirmo más es que la economía sirve para explicar cualquier situación de una relación humana. Siempre tenemos intereses, ofrecemos lo que tenemos y demandamos lo que tiene el otro. Y siempre, siempre, hay un desbarajuste. El equilibro puede durar meses, años, pero un pequeño aumento en la demanda puede hacer que todo el tablero se bambolee.
Mi caso, entonces, es algo así. Siempre hubo alguna que otra demanda desatendida que no alteraba demasiado el juego. En cambio, había ciclos en que disminuía (poquito, más o menos y mucho) lo que me ofrecía, y parecía que planeaba un boicot. La demanda se retraía o aumentaba, según el interés en seguir consumiendo el producto y con el paso de los días iba dibujando la telaraña para volver a un equilibrio.
Esta vez la situación está peor que en los otros ciclos porque ahora además de la disminución de la oferta (de horas, de compromiso) hay un aumento de la demanda (de, digamos, derechos). Las soluciones que darían un Friedman o un Hayek serían (a) esperar a que las fuerzas del mercado generen un orden o (b) dejar de consumir ese producto y moverse a otro oferente, que en el mercado libre del amor gay hay en exceso (tal vez por eso se degradan tanto, no?).
Ahora bien, a diferencia del aceite de oliva, es mucho más difícil desarraigarse de una persona, y a partir de ahora la economía no sirve para un catso en el análisis porque la subjetividad no es una variable. Acá juega mi cabeza como representante del "corazón" y en vez de dar vueltas sobre asuntos quiere decidir dejar las piezas en el suelo y seguir caminando.
Pero... ¿Cómo hacerlo con tantas cosas inconclusas?

martes, 18 de enero de 2011

Sí... no, y sí... y si mejor no? No, dale, sí.

A veces me estalla el cuerpito. Se me salen el corazón, me dan ganas de llorar. La voz se quiere escapar en un grito que no me animo a dar. Tengo miedo al ojo de mis hermanos, de mis vecinos, de mis viejos. Miedo de decir lo que de verdad siento y enfrentarlo. No es la primera vez que me invade la sensación, y en la otra ocasión que recuerdo me fue relativamente bien, aunque todavía no voy a cantar victoria ni hacer alarde de nada.
No me animo a decidir nada, no quiero que caiga ninguna responsabilidad sobre mí. Que el techo de mi casa retenga las tormentas y las paredes frenen el viento. Tengo claustrofobia antes de entrar, que la llave se quede en el cajón con los cds de Roxette y el calendario que compré el año pasado y nunca me llevé.
Dónde quiero estar? No tengo casa y no quiero estar afuera. No quiero estas compañías, no me animo todavía a aquellas y no quiero estar solo. Me tomaría un colectivo a cualquier lugar, pero estaría en cualquiera de esas tres situaciones. Qué carajo hago? Dejar de pensar, me dijo Todo Ojos Luciano. Y tiene razón. Vamos a ver si dejar una ínfima parte de las cosas que me tienen frente a la pc cuatro horas después de acostarme me permiten recobrar el sueño.

martes, 4 de enero de 2011

Oh no, you're not free to fall

First you're sailing, then you're swimming, then you're sinking in the sea of love...

Es como si tuviera una prensa que me presiona el corazón y los pulmones. Inhalo y exhalo evitando llorar. La angustia más fuerte que tuve creo. Poseer algo emocionalmente, pero no del todo físicamente. No le pertenece a nadie, pero lo puede tomar cualquiera, que va a tener mejor suerte que yo. Miro en Facebook, fotolog y blog cuasiaffaires pasados y tengo una sensación difícil de explicar. Ahí podría estar lo que me falta, aunque fallaron los mínimos acercamientos. Solo produjeron otro vacío. Me quedé de este lado de la vereda, que tiene el otro porcentaje y la manivela que pone en funcionamiento la opresión, que ahora mismo no me deja pensar sin que me broten lágrimas que reprimo con toda la fuerza de mis párpados.
Quiero largar todo, borrar todo. Pero a su vez no quiero perderlo. Quiero que esto pase. Quiero conseguir lo mío. Quiero superar el obstáculo y entender la situación. Que entiendas la situación. Quiero abrazar esa piel de perfume encantador y sentirme como si fuera diciembre otra vez.