miércoles, 16 de diciembre de 2009

Te acabás de ir y, aunque haya sido una cuasi despedida, o mejor dicho, una pre despedida, no podría ser más feliz. Dormimos abrazados durante horas, con nuestros corazones sincronizados. Dos ta, dos pum, dos ta, dos pum pegados como nuestros cuerpos, relajados. Por ahí te pareció escuchar un te quiero, y yo escuché varios yo también. Y fueron ciertos. Estoy enamorado. Al cabo de tantos meses no me importa ser tan cursi, porque me divierte mucho encontrar nuevas maneras, cada vez más empalagosas o elaboradas, de decirte cuanto te amo.